Monday, March 16, 2009

Cubriendo la tragedia del hombre que asesinó a cuatro parientes en Miami

"Aquí huele a muerto; no lo sientes?"-me preguntó el camárografo. Yo caminaba detrás de él, mientras nos adentrábamos por un pasillo bordeando el primer dúplex, rumbo al segundo, donde nos dijeron que había sido la matanza. Le respondí que no en voz baja.
En otras ocasiones, él me ha dicho que mi distracción se debe a mi corta edad. Que a veces simplemente no me doy cuenta de la magnitud de las cosas por falta de años. Yo creo en lo que opina mi mamá, quien dice que yo bloqueo lo que deseo y uso esa capacidad de revelar, u olvidar las cosas como un mecanismo de defensa para fortalecerme.
Al fin llegamos, la puerta de la casa estaba abierta de par en par. De todas formas tocamos, Juanito dijo "buenas" y nadie respondió. Desde el umbral se veía la ampliación de la foto de los quince de la muchacha, en ella llevaba uno de esos vestidos blancos, anchos, llenos de perlas y buelos y sonreía. Pensé que su actitud y pose no presagiaban que sólo 4 años después moriría, convirtiéndose en una más de las cuatro víctimas del asesinato que acaparó la prensa escrita y televisada el 15 y 16 de marzo.
"No más entrevistas, por favor. No más entrevistas. No queremos hablar." Salió del interior de la casa un muchacho de treinta y tantos años pidiéndonos. "Quieren grabar alguna foto?" Asentí y él entró y volvió con unas fotografías en la mano; me sorprendió la tranquilidad con la que, a pesar de estar destruido de la tristeza como sus ojos rojos denotaban, pudo hablar conmigo.
"Discúlpanos..." le repetí varias veces.
"No se preocupen. Yo sé que éste es su trabajo..." me repitió varias veces él.
Lentamente, con tranquilidad, sin grabarlo, ni hacerle preguntas porque no quería hablar en cámara, me contó que había perdido a su único hermano, quien vivía en ese duplex con su novia y la mamá de ésta. El no. El vivía por el Metro Zoo, aclaró. El estaba en la fiesta cuando todo ocurrió. Las balas no lo alcanzaron, él no podía explicar por qué, dio la coincidencia que había salido a buscar algo a la casa de enfrente y el hombre había entrado por el otro pasillo, no por el pasillo que nosotros acábabamos de recorrer, el mismo pasillo por el que él afortunadamente había salido a buscar algo para la fiesta y gracias a esa elección, no se había cruzado con el asesino, armado y sediento de sangre. Se salvó por haber tenido que salir a buscar algo. Se salvó por haber elegido éste y no el pasillo contiguo, en el que probablemente se hubiese convertido en la primera víctima de haberse cruzado el asesino. Se salvó porque no era su hora, sino la de su único hermano y su abuelita, quien intercedió para salvar a su nieto y acabó acribillada a balazos como él.
"El la tenía cogida con mi familia. No mató a mi mamá porque no la encontró. Ella corrió cuando oyó los disparos y se escondió en el baño."
Nos permitió pasar a la parte de atrás de la casa y grabar el patio. Un cooler aún lleno de hielo y cervezas Heineken y Corona estaba en un esquina. Al lado había una caja llena de basura, una bolsa plástica con un líquido negro que después identifiqué como sangre y una botella de Margarita Mix vacía. En el piso, nos mostró el vecino, todavía habían cuágulos de sangre.
"Mira esa puerta de cristal rota; él disparó para todos lados. Pero los venía buscando a ellos, a ellos. A mí me vio y me pudo haber tirado pero no lo hizo, siguió pa' adentro y se encontró con las mujeres que estaban sentadas en la mesa hablando y le disparó a Lázara, su ex-esposa, a su hijastra y cogió y hizo así y se fue..."
Dentro de la casa una madre lloraba. Su hijo más joven, de sólo 27 años, el mismo día en que celebraba su cumpleaños, había muerto, a tiros y como si ese dolor no fuese suficiente su mamá también había muerto, acribillada a tiros, en el intento vano por proteger a su nieto.
"Al menos, la abuela no vivió para tener que sufrir la muerte de su nieto" pensé y concluí que era un razonamiento para justificar la resignación. Quién le hubiese dicho a Lázara que el hombre rubio, de ojos claros, con el que está en fotos en Orlando, Disney World y un lugar no identificado, con montañas lindas y mucha vegetación, iba a ser su asesino ocho meses después que ella lo dejara y que además de hizo mataría su única hija, al novio de ésta y a la abuelita de éste. "Dios mío, de cuánto mal es capaz el ser humano" pensé mientras sentía el holor a muerto, espantaba las moscas y miraba aquel patio, desolado, con marcas de balas en las puertas y el sofá negro.
"No, nadie nunca imaginó que él sería capaz de venir con un arma así y empezar a dispararle a todo el mundo. Vaya, ella decía que él era agresivo y lo dejó. Pero él no quería aceptarlo. Vaya, que hay hombres así, que no entienden, que eres mía, o de nadie. Obsesionado. Yo la oí a ella gritar, te volviste loco. Nada, válgame Dios. Cuántas mujeres no he tenido yo y nunca pensaría en matar a una, si no quiere estar ya conmigo, vaya, sigo y busca a otra que en el mundo hay muchas."
Me presigné e hice una oración por aquellos seres muertos a destiempo.

Para ver el video de la historia visitar la página:
http://www.youtube.com/watch?v=UTH-0fghZfc

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