En 11 segundos Gerardo Regalado le destrozó la vida a 4 familias y lanzó a otras 3 al borde de la desesperación. El lunes 7 de junio reporté por televisión la triste historia de un hombre que arremató a tiros contra su novia y las mujeres que trabajaban con ella en el restaurante Yoyito, todo por una disputa doméstica que en aquel momento nadie tenía en claro. A cuadras del lugar se suicidó. Ese lunes visité las casas de las 4 víctimas, algunas las encontré cerradas como la de Maysel Figueroa, en otras como la de Zaida Castillo ví a gente llorando, vecinos que venían a darle a su única hija el pésame y un yerno con lágrimas en los ojos que no podía hablar, el llanto era tanto que se le atragantaban las palabras en la boca. Fui también a la hermosa casa en Coral Gables donde vivía el hombre con su novia, después resultó ser la casa de la mamá de Orlando "El Duque" Hernández, porque el asesino era hermano por parte de madre del afamado pelotero cubano. En la estación de policía vi por primera vez a Lexania Matos, una joven de 18 años que vivía sola con su mamá en un efficiency y cursaba el 11 grado en Hialeah High School. Me partió el alma ver a Lexania pasar una y otra vez por el restaurante Yoyito porque esperaba ver a su mamá. Ella no podía creer que no volvería a ver a su madre, que ella podía pasar una y otra vez por su trabajo pero no la vería trabajando, ni saldría a saludarla. En "shock" está esta niña, fueron las palabras de la amiga de la familia que entrevisté. Yo me crié sola con mi mamá en este país; tal vez por eso me dio tanta tristeza con esa muchacha. Me ponía en su lugar y no sé qué hubiera sido de mí si perdiese a mi única familiar en este país y no a cualquier familiar, nada más y nada menos que una madre. Nadie la va a aconsejar, ni querer como su madre. Esa pérdida es irremplazable. Fue un lunes muy triste para mí.
El martes tuve una exclusiva. Entrevisté a Yiselys, la muchacha que en el video de vigilancia se ve trapeando cuando el asesino entra y salvó su vida escondiédose debajo de unas cajas en la parte trasera de la cocina. Su novio Ariel esperaba afuera del restaurante a que ella saliese del trabajo cuando vió a Gerardo golpeando a Yasmine, la prima de su novia Liazán Molina; entonces llamó al 911 y huyó del lugar cuando vio al hombre entrar al restaurante con el arma en mano. En medio de una historia tan triste, en la que 3 de las víctimas tenían hijos y las 4 tenían madres en Cuba que no podrían asistir a los velorios de sus hijas, la historia de Ariel y Yiselys era linda. El la había traído a ella de Cuba hacia sólo un año y se querían mucho, llevan 8 años juntos. Le dieron gracias a Dios por estar vivos y se expresaron frente a las cámaras con tanta fe que daba gusto.
El miércoles ví al niño de 5 años de Maysel Figueroa tocarle el cabello a su mamá y preguntar por qué ella no podía caminar, ni hablar. Pero por qué? Por qué, no? Repetía aquel niño que se quedaba solo con su padrastro en Estados Unidos, sin tíos, ni abuelos, ni primos, ni hermanos. Ese niño que había perdido a su madre y se mantenía de rodillas frente al ataúd de ella, mirándola y tocándole una y otra vez el cabello teñido, largo, rubio y lacio. Ese niño no entendía, porque a esa edad no se puede entender la magnitud de lo que estaba ocurriendo. El no sabía que aquella psicóloga que le explicaba que su mamá no podía hablar ni caminar le decía la verdad. Ella no podría caminar ni tocarlo nunca más y tal vez con los años ese niño se preguntaría un día cómo fueron esos momentos. Trataría de recordar el olor de las flores fúnebres que llenaban la sala fría de la funeraria y tal vez como mismo yo recuerdo el día que teniendo 5 años le dije a mi mamá que me había tragado una bola, ese niño lucharía por recordar cómo lucía su madre el último día que él la vió, o cómo se sentía el pelo que ahora él no soltaba. Ver a ese niño, cuyo padre se espera venga a recogerlo de Cuba, fue una de las cosas más tristes que he visto en toda mi vida. En 11 segundos Gerardo Regalado dejó al niño de 5 años de Maysel Figueroa y a la hija de 18 años de Lavinia Fonseca huérfanos. Ahora las madres de estas dos mujeres trabajadoras y demás familiares esperan en Cuba sus cuerpos, para aunque sin vida, volverlas a ver.
El jueves ví llegar al funeral de Zaida Castillo a su hija, nieto y yerno. Zaida era la señora de 56 años de edad que más tiempo llevaba trabajando en el restaurante y ahorraba dinero para viajar a Cuba y ver a su mamá de 90 años que se encontraba enferma. Yo he perdido a mis dos abuelas y el hecho de saber que no las volveré a ver ya es triste. Ahora, saber que murió a manos de un hombre que desconocía y porque la novia de éste no quería volver con él es aún más atroz. De corazón mis oraciones van para todas esas familias afectadas, los hijos de las fallecidas, sus madres y demás seres queridos.
Hoy, viernes 11 de junio fui al aeropuerto de Fort Lauderdale porque la aerolínea Spirit ha cancelado varios vuelos y cuando escuché a los pasajeros quejarse de ver rotos sus planes para este fin de semana, sentí ganas de decirles que eran dichosos, que aquellos eran problemas menores, que yo había comprobado que la maldad existe y hay mucha en el mundo y somos dichosos de escaparnos de ella de vez en cuando.
Por esta semana de trabajo, en la que he visto tanta gente triste, llorando y desesperada concluyo que ser periodista no es un trabajo, ni una profesión, ni un talento, es un modo de vida. Es una manera de vivir con la que se puede ver de primera mano, con ojos propios, que hay gente muy mala en el mundo, mucho dolor y mucha necesidad de Dios.